Carmen de Patagones
La ciudad de Carmen de Patagones - cabecera del partido homónimo – constituye la localidad más austral de la Provincia de Buenos Aires. Localizada en una zona de articulación entre la región pampeana y la patagónica, los atractivos naturales del lugar, se definen a partir de las bondades que se desprenden del imponente río Negro y de su cercanía con el litoral atlántico. Las ventajas comparativas de la naturaleza diversa de su entorno, ofrecen un marco óptimo para el desarrollo de un amplio abanico de actividades turísticas y recreativas. La heterogeneidad de ambientes, paisajes y ecosistemas, se conjuga con un estado de conservación excepcional de los recursos, proponiendo un espacio auténtico, que invita al turista a pasar un tiempo en pleno contacto con la naturaleza.
El río Negro, río de los Sauces o Currú Leuvú – como lo llamaban sus primeros pobladores – es el curso fluvial más caudaloso de la Patagonia y uno de los 5 más caudalosos del país. Resultado de la confluencia entre los ríos Limay y Neuquén, éste recurso atraviesa el territorio provincial de Oeste a Este, sin recibir ningún tipo de afluentes. En sus aguas puras y tranquilas es donde cobran importancia los balnearios, la pesca, los deportes náuticos, los paseos, la recreación y el turismo. La belleza natural de este elemento se complementa con un frente costero favorable, generando un marco único, ideal para el desarrollo de distintas actividades.
A partir de los primeros años de la ciudad, el frente costero ha definido el desarrollo comarcal. Desde el emplazamiento de un importante puerto de corsarios del siglo XIX, hasta la actualidad, como sustento esencial para el desarrollo de actividades agrícolas, turísticas y recreativas. Por otro lado, este valorado espacio es apropiado cotidianamente por el residente y en época estival, también es disfrutado por el turista. Un ambiente natural de tales características- con importantes ventajas comparativas- resulta conveniente aprovecharlo de forma integral, equilibrada y sustentable.
A su vez, tanto la riqueza en flora y fauna autóctona como la presencia de diferentes islas, adicionan otro potencial aliciente a este privilegiado escenario. Estos elementos –desaprovechados por la actividad turística - representan un atractivo complementario al principal, capaz de diversificar la oferta del destino. Asimismo, con respecto a las islas, es necesario mencionar que tanto la dificultad de acceso a las tierras como el carácter privado, restan competitividad a las mismas.
Sin embargo, la pródiga naturaleza es solamente uno de los tantos atractivos que Carmen de Patagones tiene para ofrecer al turista. En este sentido, el patrimonio histórico cultural -forjado a lo largo de sus 233 años de historia – representa tal vez el elemento más distintivo y propio del lugar.
Conocida como la “Cuna de la Historia de la Patagonia”, en sus calles se vislumbra un fiel testimonio, no solamente de los orígenes de los primeros colonizadores del Sur Argentino, sino también del papel desempeñado por la población local en la defensa de la Soberanía Patagónica (para la corona española primero y más tarde a favor de las Provincias Unidas del Río de la Plata).
La homogeneidad arquitectónica y urbanística del Casco Histórico, se ve reflejada en los distintos monumentos, lugares y sitios históricos. La jerarquía de los recursos locales se manifiesta en las diferentes campañas de revalorización, llevadas a cabo desde el gobierno Municipal, Provincial y Nacional. En este sentido, en el año 1986 el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires reconoció al Casco Histórico de Patagones como “Centro Histórico Provincial y Polo de Desarrollo Turístico de la Provincia de Buenos Aires”; declarando de interés provincial los trabajos de restauración, revitalización y recuperación del mismo. Por otro lado, el 21 de Julio de 2003, el Poder Ejecutivo Nacional- mediante Decreto Nacional N° 401 – declaró al casco antiguo de la ciudad “Poblado Histórico Nacional”. Esta célebre área comprende 24 manzanas de configuración irregular, donde se sitúan las construcciones más antiguas y representativas de la historia de nuestro país. Las mismas incluyen la Torre del Antiguo Fuerte, los Ranchos Coloniales, las Cuevas Maragatas y la Iglesia Parroquial, entre otras. La irregularidad del terreno y las escarpadas barrancas que se disponen de manera paralela al rio, ofrecen una urbanización particular, aumentando en valor paisajístico de la ciudad.
Finalmente, ese mismo año se aprobó el Plan de Valorización del Centro Histórico y del Patrimonio Cultural de Carmen de Patagones. El objetivo fue diseñar una estrategia para incentivar el accionar tanto de los sectores públicos y privados. La iniciativa contribuyó en el posicionamiento del Centro Histórico de la ciudad, como un activo fundamental para el desarrollo local. “EL Casco Histórico debe constituirse como una herramienta central de desarrollo económico y como tal potenciar un uso integral del recurso, con acento en lo turístico” (Ordenanza Municipal Expte. N° 4084- 251/2.003.)
Por otro lado, la realización de “Eventos Programados y Acontecimientos Culturales”, es otro de los recursos que la ciudad tiene para ofrecer al visitante. Este tipo de festividades genera un cierto flujo de turistas–recreacionistas, principalmente desde los centros urbanos o pueblos aledaños. A pesar de esto, es conveniente señalar que las mismas, responden a lógicas de atracción dirigidas principalmente al residente local y no tanto al turista. Las celebraciones que tienen lugar desde hace ya varios años en la Comarca –como la Fiesta de la Soberanía Patagónica (Carmen de Patagones) o la Fiesta del Río (Viedma) - se encuentran profundamente arraigadas en las raíces de los elementos que le dan identidad al lugar: La historia y el río Negro.
Finalmente, la oferta de atractivos locales se complementa con artesanías locales y con la presencia de algunos recursos paleontológicos situados sobre las riberas de la desembocadura del río. En relación a los primeros, la existencia del paseo de los artesanos y del grupo de hilanderas “Agrupasueños” representa un ejemplo concreto de las iniciativas que se deberán promover si se quiere aumentar el valor agregado del destino.
